Mantención: ¿Cuánto puedes ahorrar realmente con un auto eléctrico?

AutoVolt

2025-10-13

Mantención: ¿Cuánto puedes ahorrar realmente con un auto eléctrico?

Una de las ventajas más atractivas de los vehículos eléctricos e híbridos es la promesa de menores costos de mantención, pero ¿qué tan cierto es esto en la práctica?
La respuesta está en los números, y las diferencias son más significativas de lo que podrías imaginar.

Los vehículos de combustión interna (ICE) requieren múltiples sistemas complejos que necesitan mantención constante: aceite de motor, filtros, sistemas de escape, transmisiones complejas y cientos de piezas móviles que se desgastan con el tiempo.
Los vehículos eléctricos, por el contrario, operan con elegante simpleza: un motor con apenas 20 piezas móviles, frente a las más de 2.000 de un motor tradicional.

La realidad de los costos de mantención

El impacto económico es evidente al comparar los componentes que requieren revisión o reemplazo.

Por ejemplo, el aceite de motor, necesario cada 10.000 a 15.000 km en los vehículos a combustión o híbridos, simplemente no aplica en los eléctricos.

El refrigerante del motor se cambia cada 40.000 a 60.000 km en un auto a combustión, mientras que en un eléctrico puede durar entre 80.000 y 160.000 km, e incluso hasta una década si se trata del sistema de la batería o el motor eléctrico.

El líquido de transmisión, que normalmente se reemplaza cada 40.000 o 60.000 km, en los eléctricos suele ser prácticamente de por vida, aunque algunos fabricantes recomiendan revisarlo a los 100.000 km.

El líquido de frenos mantiene el mismo intervalo en todos los tipos de vehículo, alrededor de cada dos años, mientras que el filtro de aire del motor y el sistema de escape directamente no existen en los eléctricos.

Incluso las pastillas de freno tienen una duración mayor en los vehículos eléctricos —pueden revisarse cada 20.000 o 30.000 km— gracias al frenado regenerativo, que reduce considerablemente su desgaste.

Este conjunto de diferencias explica por qué los eléctricos no sólo son más simples mecánicamente, sino también más predecibles en sus gastos de mantención.

Sistemas que desaparecen en los autos eléctricos

Los autos eléctricos eliminan varios de los gastos más recurrentes que representan una carga anual para los conductores. Ya no es necesario realizar cambios de aceite, reemplazar filtros de aire o combustible, ni mantener un sistema de escape completo. Tampoco se necesitan las típicas correas y mangueras del motor, que suelen deteriorarse con el calor y el uso prolongado.

Además, los sistemas que sí requieren revisión presentan intervalos más largos o desgaste reducido. Los frenos duran entre dos y tres veces más debido a la regeneración de energía durante la frenada, el refrigerante necesita cambios mucho menos frecuentes y la transmisión, en la mayoría de los casos, no requiere mantenimiento alguno a lo largo de la vida útil del vehículo.

El caso de los híbridos: eficiencia con complejidad

Los vehículos híbridos representan un punto intermedio entre los motores eléctricos y los de combustión. Ofrecen un menor desgaste de frenos y una eficiencia energética superior, pero su estructura técnica es más compleja, ya que combinan ambos sistemas.
Esa dualidad puede implicar más puntos de falla potenciales, mayor especialización técnica y, en algunos casos, reparaciones más costosas. Sin embargo, los híbridos siguen siendo una alternativa atractiva para quienes buscan reducir el consumo y las emisiones sin depender completamente de la infraestructura de carga eléctrica.

Cuánto se ahorra realmente en Chile

En el contexto chileno, donde los costos de mantención son altos y la red de talleres eléctricos crece rápidamente, la diferencia económica se hace notar.
De acuerdo con estimaciones de propietarios y talleres certificados, un vehículo eléctrico puede reducir entre un 40% y 60% los costos de mantención frente a un auto a combustión, mientras que un híbrido logra una reducción del 15% al 25%.
En términos concretos, esto se traduce en un ahorro anual de entre $200.000 y $500.000 CLP para los eléctricos, dependiendo del uso y las condiciones del vehículo.

A largo plazo, estos ahorros contribuyen a un menor costo total de propiedad (TCO), equilibrando la inversión inicial más alta que suelen tener los autos electrificados. Un menor gasto en mantenciones periódicas, sumado a la menor cantidad de piezas móviles, hace que el retorno económico sea tangible a partir del segundo o tercer año de uso.

Aspectos a considerar antes de decidir

Los vehículos eléctricos requieren diagnósticos especializados de la batería de tracción, y es fundamental acudir a talleres certificados para conservar la garantía.
Aunque las reparaciones pueden ser más costosas si ocurren, su frecuencia es mucho menor gracias a la simplicidad mecánica.

En el caso de los vehículos híbridos, es recomendable contar con técnicos con experiencia en ambos sistemas —eléctrico y térmico—, ya que la coexistencia de ambos motores implica un nivel mayor de complejidad diagnóstica.
Sus costos de mantención son moderados, pero pueden elevarse si se requieren intervenciones en componentes eléctricos o electrónicos específicos.

Conclusión: la mantención como factor decisivo

Los números no mienten: los vehículos eléctricos ofrecen una estructura de mantención más simple, predecible y económica que los modelos tradicionales.
Los híbridos, aunque también generan ahorros, implican un sistema más sofisticado y técnico.

Si tu prioridad es minimizar los costos operativos y de servicio, un vehículo eléctrico (BEV) es la opción más eficiente.
Si en cambio buscas flexibilidad y autonomía extendida, un híbrido (HEV o PHEV) puede ofrecer el balance adecuado entre ambos mundos.

En definitiva, la pregunta no es si ahorrarás con un vehículo electrificado, sino cuánto ahorrarás y qué tipo de experiencia de conducción prefieres en tu camino hacia la electromovilidad.